Estos dos inventos hicieron posible que en nuestros días la habilidad de escribir sea tomada como parte fundamental de cualquier sociedad.
La escritura nos permite, además de la comunicación interpersonal, generar opiniones e ideas que no existían antes de iniciar la actividad escritora (lo que se denomina función epistémica). Escribir se convierte así, en una potente herramienta de creación y de aprendizaje de conocimientos nuevos. Todos hemos experimentado el poder epistémico de la escritura en situaciones cotidianas, al tener que explicar, por carta o correo electrónico hoy en día, a un amigo una situación complicada o comprometida.
Jumping Clay aporta hoy en día una revolución similar en el ámbito del modelado. El modelado necesitaba de una herramienta limpia, no tóxica, que secara al aire y que además nos aportara los colores para que cualquier persona pudiera acceder al mundo del modelado.
Como ya hemos explicado en anteriores entradas (I y II) Jumping Clay no solo nos permite relacionarnos con los demás y con nuestro entorno desde un punto de vista creador. También nos permite, como la escritura, acceder al aprendizaje de conocimientos nuevos.
Sin la presencia del boligrafo de los hermanos Biro, solo era posible escribir de manera permanente con pluma. Esto limitaba las ocasiones y las personas que podían acceder a esta experiencia.
Jumping Clay permite que en cualquier lugar (no mancha) y cualquier persona (no es tóxica, no contiene gluten ni lactosa) pueda acceder a la experiencia de modelar lo que se le ocurra.
Al igual que en la escritura, en el modelado también hay que aprender primero las bases para que después podamos crear lo que se nos antoje.
Ahora mismo Jumping Clay está permitiendo:
- Que en los colegios se enseñe cualquier materia, apoyándose en recursos plásticos. Os imaginais lo que significa aprender lo que el es el pistilo, la corola, el pedúnculo, etc.. de una flor mientras la modelas en clase con todos tus compañeros y después se la reglas a mamá cuando llegas de clase. ¡Una maravilla!
- Jumping Clay no es tóxico. Lo utilizamos para decorar tartas en los cumpleaños, haciendo figuras que después permanecen con nuestros seres queridos mucho mas tiempo que la tarte clásica. En poco tiempo podremos incluso modelar completamente la tarta, para conservarla como un regalo de modelado. Y que mejor que decorar la tarta de nuestro hijo, con una figuritas de nuestra propia creación. Esto ya lo hacen en nuestra academia, los asitentes a nuestros talleres de hobby.
- Recientemente tuvimos conocimiento de una amiga que modeló el sistema solar con Jumping Clay para ayudar a una chica ciega a palpar las distintas caracterirsticas (cráteres, anillos, tamaños) de los planetas.
- En poco tiempo lograremos que las familias vuelvan a disfrutar de entretenidas jornadas juntos, con nuestros desayunos en familia.